Cada ambiente de trabajo es único porque existe una combinación de factores materiales e inmateriales que configuran una escena irrepetible. En este espacio, se presentan varios riesgos laborales combinados de maneras diferentes que dan lugar a la aplicación de ciertas medidas de seguridad. Por esta razón, se insiste en la necesidad de evaluar cada espacio de trabajo antes de implementar un plan de prevención de riesgos laborales. Ahora bien, ¿qué pasa cuando entre todos los factores combinados hay radiaciones ópticas? ¿Cómo se debe proceder? ¿Qué protecciones deben usarse?
Desde Más Protección Laboral, te explicamos qué es una radiación óptica y cómo prevenir los riesgos derivados de su presencia en el ambiente laboral. ¡Sigue leyendo para aprender más!
¿Qué es una radiación óptica?
Cuando se evalúa un espacio de trabajo, deben tenerse en cuenta todos los riesgos laborales presentes. Porque la contención y la prevención que exige cada peligro es diferente. Por lo tanto, es crucial conocer todo sobre las amenazas presentes en un sector para crear un plan de prevención de riesgos laborales efectivo.
Cuando hablamos de radiaciones ópticas, hablamos de ondas de frecuencia elevada. Las ondas son un modo de transmisión de la energía. Si lo pensamos así, suena menos complejo. Ahora bien, en términos técnicos, estas ondas son radiaciones electromagnéticas que pueden entenderse en función de su frecuencia y su intensidad. Estas dos características determinan la forma en que la onda transmite la energía y, por lo tanto, cómo interactúa con la materia.
Los rayos ópticos tienen una longitud de onda entre cien nanómetros y un milímetro. La exposición a radiaciones con estas características físicas implica la necesidad de tomar precauciones.
Para proteger a las personas trabajadoras, deben aplicarse medidas de seguridad tanto si se trata de radiaciones de origen natural como si son radiaciones artificiales. Sin embargo, la normativa vigente exige la obligatoriedad de su aplicación únicamente cuando se trata de radiaciones de origen artificial que se producen durante el trabajo y que pueden afectar la integridad de la piel o los ojos.
Sobre las radiaciones ópticas artificiales
La normativa vigente indica cuáles son las características, los procedimientos de evaluación y las medidas de seguridad para las radiaciones artificiales. Si bien la regulación menciona la presencia de radiaciones ópticas de origen natural en los ambientes de trabajo, no establece la obligatoriedad de hacer algo al respecto.
A continuación, podrás aprender cómo actuar ante las radiaciones ópticas artificiales. ¡Lee más!
Fuentes que originan radiaciones
En la mayoría de los espacios de trabajo, se puede identificar la presencia de radiaciones. Sin embargo, las ondas pueden ser de origen natural o de origen artificial. Aprender a reconocer cuáles son las fuentes que originan las radiaciones es determinante para comprender hasta qué punto y en qué espacio debe aplicarse la normativa vigente.
Cuando hablamos de fuente natural, nos referimos al sol. Es decir, las radiaciones ópticas naturales son los rayos de sol. En general, este factor es inocuo. La única radiación solar que no es de baja intensidad y puede ser dañina es la radiación ultravioleta solar. La norma que regula a las radiaciones artificiales no contempla la regulación de las radiaciones emitidas por una fuente natural, ya que son de baja intensidad y sus métodos preventivos son muy diferentes. Si quieres cuidar a tu plantilla de estas radiaciones, aprende cómo proteger a los trabajadores del sol.
Tipos de radiaciones
En el espectro, existen tres tipos de radiaciones ópticas que pueden provenir de fuentes naturales o artificiales.
Las radiaciones ultravioletas (UV) son aquellas que transmiten mayor energía. No se trata de radiaciones ionizantes, pero sí pueden compartir algunas características con este grupo en circunstancias específicas. La longitud de onda de las radiaciones ultravioletas va de 100 a 400 nanómetros. Este tipo de onda puede clasificarse en A, B y C.
- Los rayos UVA tienen una longitud de onda entre 315 y 400 nanómetros. La intensidad del rayo es inversamente proporcional a la longitud de su onda. Por lo que, son las radiaciones menos fuertes. Los rayos UVA provenientes del sol son los que suelen llegar a la Tierra.
- Los rayos UVB tienen una longitud de onda entre 280 y 314 nanómetros. Gran parte de estas radiaciones es absorbida por la capa de ozono, pero algunos rayos llegan a la Tierra. Se trata de rayos dañinos pero que, a su vez, estimulan la producción de vitamina D.
- Los rayos UVC tienen una longitud de onda entre 100 y 279 nanómetros. Son los que más energía transmiten. Cuando vienen del sol, son absorbidos en su totalidad por la capa de ozono.
En segundo lugar, están las radiaciones visibles que son las únicas que los seres humanos podemos ver. Tienen longitudes de onda que van de 400 a 770 nanómetros.
Por último, se encuentra la radiación infrarroja que es la menos energética. Su longitud de onda está entre 770 nanómetros y un milímetro. Las radiaciones infrarrojas se dividen en A, B y C.
- Los rayos IRA tienen entre 780 y 1399 nanómetros de longitud de onda.
- Los rayos IRB tienen entre 1400 y 2999 nanómetros de longitud de onda.
- Los rayos IRC tienen entre 3000 nanómetros y un milímetro de longitud de onda.
Real decreto 486 2010 que regula las radiaciones
En España, la protección de la seguridad y la salud de las personas trabajadoras frente a los riesgos derivados de la exposición a radiaciones ópticas artificiales está regulado por el real decreto 486/2010, de 23 de abril.
El objetivo de esta normativa es eliminar el origen del riesgo o disminuir al máximo los niveles de radiación para garantizar el mínimo de exposición. La norma explicita la obligación del empresario de evitar que los niveles de exposición superen los valores límite. Pero, también alienta la creación de una instancia de consulta y la participación de los trabajadores.
Riesgos de la exposición a radiaciones ópticas artificiales
Las radiaciones ópticas artificiales suelen afectar la piel y los ojos de las personas trabajadoras. Pero, la gravedad de la lesión o la patología puede variar en relación con la longitud de onda, la intensidad del rayo, el tiempo de exposición y el tipo de radiación.
En términos médicos, estos rayos pueden afectar a los tejidos biológicos a través de diferentes mecanismos. Los rayos ultravioletas actúan por mecanismos fotoquímicos, es decir, generan una reacción química. Mientras que los rayos infrarrojos actúan por mecanismos térmicos, es decir, causan quemaduras. Las radiaciones visibles pueden actuar de las dos maneras.
Estas suelen ser las consecuencias de su impacto sobre la piel y los ojos.
- Quemaduras en la retina y en la córnea
- Cataratas
- Envejecimiento cutáneo precoz
- Fotoqueratitis
- Fotoconjuntivitis
- Fotocarcinogénesis
- Fotorretinitis
- Elastosis
- Eritema
¿Cómo se evalúa el nivel de exposición de los trabajadores?
Conocer el nivel de exposición de las personas trabajadores en su ámbito laboral y durante su jornada de trabajo es primordial para llevar adelante un plan de prevención de riesgos efectivo. En este sentido, se debe realizar una evaluación de riesgos que identifique los peligros. Tras eliminar las amenazas fáciles de erradicar, debe realizarse una nueva evaluación de riesgos.
Durante la segunda evaluación, deberán medirse los niveles de exposición. Para eso, deberán aplicarse las fórmulas explicitadas en la Guía técnica para la evaluación y prevención de los riesgos relacionados con las radiaciones ópticas artificiales. Además de la medición, puede tenerse en cuenta la información de los equipos que emitan radiaciones. Ya que la maquinaria, los artefactos y las herramientas deben indicar la clasificación y la intensidad de sus radiaciones.
Luego, se deberán comparar los valores presentes en el espacio de trabajo con los valores límite establecidos por la normativa. De este modo, podrán determinarse cuáles son las medidas de prevención necesarias.
Prevención frente a la radiación óptica
Estas son las medidas preventivas y los EPIs para radiaciones ópticas necesarios para cuidar de tu equipo de trabajo.
- Eliminar el origen de los riesgos. De ser imposible, sustituir las fuentes por otras menos peligrosas.
- Utilizar maquinaria que genere menos radiación óptica.
- Incentivar la automatización de procesos que puede disminuir el tiempo de exposición.
- Promover la rotación de puestos de trabajo, sobre todo si se trata de rayos visibles y rayos infrarrojos.
- Instalar sistemas de cerramiento o aislamiento de la radiación para proteger al personal.
- Capacitar a los trabajadores sobre la exposición a rayos dañinos y la importancia del uso de equipos de protección individual (EPIs) o accesorios para minimizar el impacto de los mismos.
- Utilizar protecciones oculares contra radiaciones, como gafas y pantallas, para evitar heridas y quemaduras en los ojos.
- Cubrirse toda la zona superior e inferior del torso, el cuello, los brazos y las extremidades inferiores con ropa de trabajo resistente frente a la transferencia de calor radiante, como la ropa de soldador.
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